En una mañanera para el recuerdo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respondió con una mezcla de contundencia y humor a la propuesta del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de renombrar el Golfo de México como el "Golfo de América".
La mandataria no dejó pasar la oportunidad de destacar la importancia histórica y cultural del territorio mexicano, rechazando la idea de Trump por su falta de fundamentos históricos y geográficos. Con un toque de ironía, afirmó:
"Al presidente Trump lo mal informaron, con todo respeto. Creo que le dijeron que en México todavía gobernaban Calderón y García Luna, pero no, aquí gobierna el Pueblo", arrancando aplausos y risas en el salón.
Pero lo que más llamó la atención fue su ingeniosa sugerencia para responder a la propuesta de Trump. Si Estados Unidos quiere cambiar nombres históricos, México también podría hacerlo:
"Podríamos empezar a referirnos al sur de Estados Unidos como América Mexicana. Se oye bonito", agregó con una sonrisa, dejando clara su postura con humor y diplomacia.
Las declaraciones de Sheinbaum no fueron las únicas reacciones en la escena internacional. Desde Canadá, la líder del Partido Verde también mostró ingenio frente a otra de las propuestas de Trump: incorporar a Canadá como el estado 51 de la Unión Americana. Como respuesta, sugirió que Canadá podría anexar a California, Oregón y Washington como nuevas provincias.
Este inusual intercambio de declaraciones ha puesto en evidencia cómo el humor y el sarcasmo pueden ocupar un lugar en la diplomacia moderna. Lo que queda claro es que, al menos para México, el Golfo de México seguirá siendo llamado así, con historia, orgullo y, ahora, un poco de humor.