En México, las mujeres se ejercitan menos que los hombres: 34.4% frente al 47.0%, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que en 2020 reportó que el 61.1% de la población no practicaba ningún deporte.
La principal razón de esta diferencia es la falta de tiempo, el cansancio laboral y los problemas de salud. Sin embargo, entrenadoras profesionales apuntan a otro factor clave: muchas mujeres no se sienten cómodas en gimnasios y centros deportivos, que históricamente han sido masculinizados.
Iniciativas para un espacio seguro y accesible
Con el objetivo de crear alternativas adaptadas a las necesidades específicas de las mujeres, han surgido iniciativas que buscan brindar flexibilidad de horarios, equipos adecuados y un ambiente seguro.

Casa Nike Women en Ciudad de México
Este proyecto, iniciado en 2017 por Ari Gómez, busca eliminar la marginación de la mujer en el fitness. Ubicada en la Colonia Juárez, la casa ofrecía clases gratuitas de running, yoga, baile y entrenamiento funcional exclusivamente para mujeres. Aunque está en pausa debido a la pandemia, espera reactivarse pronto.
"Cuando abrimos la Casa Nike, vimos que funcionó de inmediato porque creamos un espacio donde las mujeres se sentían seguras. Muchas no querían hacer ejercicio por miedo a no saber usar los aparatos o sufrir acoso", señala Gómez, quien ha estado en la industria por 12 años.

Sersana y el entrenamiento integral
El estudio Sersana, cofundado por Ana Jimena Ramírez, propone un enfoque holístico, combinando ejercicio, alimentación y conciencia. Ofrecen clases de meditación, entrenamientos para mamás y planes alimenticios diseñados por expertas en nutrición y psicología.
"Nuestras clases no sólo mejoran el estado físico, también crean un espacio seguro para que las mujeres socialicen, hagan networking y fortalezcan su autoestima", explica Ramírez.
Opciones accesibles y virtuales
En México hay al menos 12,376 gimnasios, con inscripciones que varían entre 700 y 5,000 pesos, y mensualidades desde 300 hasta 4,000 pesos. No obstante, la pandemia trajo consigo opciones virtuales que permiten entrenar desde casa con asesorías personalizadas y planes adaptados.
El impacto del body positive y la cultura tóxica del fitness
Para la entrenadora Noris García Aguirre, la industria del fitness sigue imponiendo un molde universal de cuerpo ideal. "Hace 20 años, el ideal era la delgadez; ahora, es un cuerpo tonificado, alto y blanco. Esto crea disonancia cognitiva en las mujeres, generando tensión entre su imagen y las expectativas impuestas".
El movimiento Decolonizing Fitness, impulsado por Ilya Parker, denuncia la cultura tóxica del fitness, que refuerza el elitismo, el racismo y el body shaming. "Cuando una persona con sobrepeso va al gimnasio, se asume que quiere perder peso, pero tal vez solo busca mejorar su resistencia", agrega García.
Además, las mujeres enfrentan una carga adicional: según ONU Mujeres, son las principales responsables del cuidado del hogar y las labores domésticas, lo que limita su tiempo para el ejercicio. "Es ilógico exigirles rutinas de dos horas diarias sin considerar su realidad", concluye García.
Conclusión
Para aumentar la participación femenina en el ejercicio, es clave transformar los espacios deportivos, ofrecer opciones flexibles y romper con los estereotipos que limitan a las mujeres. Con iniciativas inclusivas y accesibles, más mujeres podrán encontrar en el deporte un camino hacia el bienestar sin presiones ni barreras.