Katy Perry volvió a conquistar a sus fans mexicanos al arrancar su esperada gira mundial The Lifetimes Tour en la Arena Ciudad de México. La noche del miércoles, más de 18 mil personas se embarcaron en una travesía sensorial que mezcló luces, narrativa futurista, nostalgia noventera y pura emoción.
Desde tempranas horas, los alrededores del recinto se transformaron en una pasarela pop intergaláctica: orejas de conejo, mariposas LED y coronas de “Santa Katy” invadieron la escena. Y cuando la pantalla anunció un “Game Over”, comenzó el juego.
La cantante apareció descendiendo desde el techo en una jaula luminosa al ritmo de Artificial, desatando gritos eufóricos. A partir de ahí, cada canción representó un “nivel” en esta odisea musical, con un escenario en forma de infinito que la mantuvo siempre cerca de su público.
No faltaron los himnos que marcaron generaciones como Teenage Dream, Hot n Cold, California Gurls y I Kisseda Girl. Pero también hubo espacio para las joyas ocultas de su discografía, que los fans eligieron en tiempo real mediante códigos QR.
Uno de los momentos más virales fue cuando subió al escenario a fans disfrazados de astronautas. Aunque el idioma fue una barrera, las risas y gestos espontáneos conectaron corazones.
El clímax emocional llegó con All the Love, una balada dedicada a su hija Daisy Dove. “Es la mejor decisión que he tomado”, dijo entre lágrimas, dejando ver su faceta más maternal.
La noche terminó con fuegos artificiales al ritmo de Firework y un mensaje claro en las pantallas: enciende tu luz, incluso en los tiempos más oscuros.