Las mujeres en el cine. En la industria cinematográfica, al igual que en muchos ámbitos importantes, las mujeres han sido desplazadas, opacadas, silenciadas y poco reconocidas a lo largo de los años. Sin embargo, gracias a la evolución y revolución de movimientos como el feminismo, su empoderamiento ha logrado demostrar que son capaces de igualar e incluso superar lo existente, innovando y mejorando las técnicas en cualquier ámbito. Las mujeres en el cine han jugado un papel vital en su mayoría, siendo protagonistas de grandes títulos como “El mago de Oz”, “Casablanca”, “Psicosis”, “Desayuno en Tiffany’s”, entre otros, que no podrían haber alcanzado su estatus legendario sin sus protagonistas en cámara. Sin embargo, me pregunto si esas actrices eran igualmente respetadas que sus colegas hombres o el director. Seguramente, como en todos los ámbitos, la desigualdad era similar en el mundo del séptimo arte y durante años hemos dejado en segundo plano a actrices, maquilladoras, sonidistas, directoras de arte, fotógrafas, editoras y un sinfín de mujeres que desempeñan roles vitales para múltiples películas.

En el artículo de hoy hablaré de tres directoras que admiro y que han marcado mi manera de ver el cine. Platicaré sobre ellas, sus filmes favoritos que me han dejado y la calidad de su trabajo.

La lista para elegir favoritas es extensa: Agnès Varda, Jane Campion, Tatiana Huezo, Natalia Beristáin, Greta Gerwig, Patty Jenkins, Niki Caro, Mariana Rondón, Lucrecia Martel, Kathryn Bigelow, y así continúan los nombres. Es una elección interminable, por eso para esta selección personal decidí optar por tres, dos de las cuales son mexicanas.

En México, el cine ha perdido fuerza a través de los años después de haber sido glorioso en la época de oro y habernos regalado clásicos como los de Cantinflas en comedia, o los de Ignacio López Tarso en muchas de sus interpretaciones. En mi opinión, no fue hasta los 90s que el cine independiente en México volvió a tener estructura, fin y un lugar en los festivales de cine más importantes. Conforme ha pasado el tiempo, para mí existen dos protagonistas de la dirección sin las cuales sería complicadísimo haber llevado el séptimo arte a donde está hoy en México. En lo personal, Tatiana Huezo y Natalia Beristáin forman parte de la lista de las mejores cineastas de las últimas décadas.

Las historias de Tatiana voltean a ver poblados, comunidades y situaciones de nuestro país que nadie más ve. Lugares olvidados en la lejanía de las clases sociales y que llegar a ellos para muchos nos sería imposible, si no fuera por el tacto de los filmes de esta directora que les da visibilidad a temas que necesitan estar presentes. “Noche de Fuego” es mi largometraje preferido de Tatiana; aborda la situación en una región montañosa de México donde crecen las amapolas y los carteles controlan la tierra. Tres amigas tratan de sobrellevar la situación a través de técnicas para pasar desapercibidas frente al enemigo, cortándose el pelo y escondiéndose en lugares secretos, pero sobre todo refugiándose en una amistad incondicional que habían forjado desde hace tiempo, y que las mantenía vivas. Tatiana también tiene filmes como “Soledad”, “El eco”, “El lugar más pequeño” y “El aula vacía”, que comparte con distintos directores y directoras, entre ellas la legendaria Lucrecia Martel.

Se sabe que al poner una película de Tatiana uno se va a encontrar con visibilidad de un punto del machismo en el país y cómo día con día, sin importar clases sociales, las mujeres corren peligro viviendo aquí. Es algo similar a lo que sucede al ver cualquier película de nuestra segunda directora. Natalia Beristáin se enfoca menos en comunidades marginadas, dando un golpe de realidad a través del cine sobre la misoginia en la sociedad mexicana en lugares más visibles como la capital del país o lugares que no están ocultos y sabemos que las cosas pasan. “Ruido”, su película más reciente, da visibilidad a Julia, una mujer que ha sido destrozada por la violencia de género en su país, perdiendo lo más preciado en su vida: su hija. Julia decide salir a buscar a su hija, haciendo lo que el gobierno no hace por ella, entrando en cuerpos de búsquedas con otras mamás que llevan historias similares y encontrando sororidad en el camino. “Ruido” es un largometraje que por más abierto que tengas los ojos ante la situación del país, este golpe de realidad no te lo ha dado nadie, y te pone en los zapatos de cualquiera que haya pasado por una situación como la de Julia, lo que te deja con cuestionamientos internos sobre qué podrías hacer para cambiar la situación. De Natalia también tenemos “Los adioses”, una película que revela a Rosario, una estudiante en los años 50s que habla sobre feminismo a pesar de las pocas voces en esa época.

Podría seguir durante párrafos hablando de filmes y directoras latinas con estos toques en sus obras que nos hacen reflexionar sobre situaciones. Sin embargo, mudándonos a la tercera directora de la lista, cambiamos de comunicación, pero no de fin, pues un par de filmes de Sofia Coppola también cuentan con la característica del empoderamiento y la revelación del machismo en distintos ámbitos. Es lógico que ver cualquier cosa de Sofia sea placentero; nació respirando cine con su padre, Francis Ford Coppola, director de “El padrino”. “Priscila”, “María Antonieta” y “Lost in Translation” son algunos de los filmes por los que destaca esta gran directora. El último de ellos es revelador, exponiendo lo difícil que podía ser salir con un tipo tan misógino como el inigualable Elvis Presley. El cine de Sofia, a diferencia de las latinas, se refleja en lo estético, el cuidado de los detalles y la procuración de un estilo ya característico de esta mujer.

Diferentes realidades, diferentes estilos, diferentes mensajes, pero no cabe duda de que el cine sin actrices, directoras, maquilladoras, sonidistas, músicas, ingenieras, editoras, gaffers y un montón de mujeres que le ponen ganas a este, no sería igual.