Fernando 'Toro' Valenzuela, una leyenda inmortal del béisbol mexicano, falleció el 22 de octubre de 2024 a los 63 años, dejando una marca imborrable en el deporte. Conocido por desatar la icónica "Fernandomanía", Valenzuela no solo logró el éxito como pitcher en los Dodgers de Los Ángeles, sino que también formó una familia junto a su esposa, Linda Burgos, con quien tuvo cuatro hijos: Fernando Jr., Linda, Ricardo y María Fernanda.
Un legado que sigue en el béisbol
Uno de sus hijos, Fernando Valenzuela Jr., decidió seguir los pasos de su famoso padre en el béisbol. Fernando Jr. ha jugado en varios equipos de la Liga Mexicana de Béisbol, incluyendo los Leones de Yucatán, los Venados de Mazatlán y los Toros de Tijuana, así como en las Grandes Ligas, siendo parte de los Padres de San Diego. Además, vivió un momento único al jugar junto a su padre en las Águilas de Mexicali durante la temporada 2006-2007, lo que él describe como "una experiencia inolvidable". Actualmente, Fernando Jr. es presidente ejecutivo del Club Tigres de Quintana Roo, equipo que su familia adquirió en 2017.
A pesar de que la carrera deportiva de Fernando Jr. es la más conocida, los otros hijos de Valenzuela han preferido mantenerse fuera del ojo público. Sin embargo, la familia continúa involucrada en el mundo del béisbol, no solo a través del club Tigres, sino también por el legado cultural y deportivo que dejó el ‘Toro’ en México y en los Estados Unidos.
Fernando Valenzuela tuvo un total de siete nietos, según un comunicado de las Grandes Ligas de Béisbol, y su influencia en el deporte seguramente seguirá viva a través de las generaciones.
Causa de muerte de Fernando Valenzuela
Desde su internamiento en el hospital, la familia de Valenzuela fue reservada sobre su estado de salud. No obstante, se sabe que el legendario pitcher sufría problemas hepáticos, una enfermedad que afecta al funcionamiento del hígado, órgano crucial para diversas funciones vitales del cuerpo. Según informes, Fernando Valenzuela falleció debido a un colapso multiorgánico.
Su partida deja un vacío en el mundo del béisbol, pero también un legado de inspiración para los futuros jugadores.
