La brasileña Rebeca Andrade, que durante la última semana había estado a la sombra de la superestrella estadounidense Simone Biles, tuvo por fin su momento de gloria al colgarse la última medalla de oro de gimnasia de los Juegos de París y hacerse un lugar en la historia.

El momento en que la gimnasta de 25 años subió al podio y levantó los brazos en señal de triunfo lo dijo todo: Biles y su compañera de equipo estadounidense Jordan Chiles se inclinaron al unísono ante la recién coronada reina de ejercicios de suelo.

"Fue muy adorable por su parte", dijo Andrade, esbozando una sonrisa cuando los periodistas le preguntaron por ese fotogénico momento, que rápidamente se hizo viral en las redes sociales."Son las mejores atletas del mundo y lo que hicieron significa mucho paramí. Me siento honrada".

Andrade, brillando vestida de verde azulado y con el público aplaudiendo al ritmo de la música de su actuación, realizó una presentación enérgica y rítmica que cautivó al Bercy Arena, donde los vítores fueron tan ensordecedores como los que recibió Biles.

"Me encanta Rebeca, es absolutamente increíble", exclamó Biles, satisfecha con sus propios logros en París: tres oros y una plata. "No puedo decir suficientes cosas buenas de ella".

Aunque a Andrade seguramente le espera una bienvenida de heroína en Brasil, junto con lo que ella reconoció como la responsabilidad de servir de inspiración a los atletas en ciernes en su país, dijo que su principal objetivo era seguir siendo ella misma.

"Siempre me veré como Rebeca", afirmó, dejando abiertos sus planes de futuro. "Volveré a casa, seguiré cuidando de mis perros y seguiré cocinando para mí y haciendo las cosas como siempre".

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