La tensión comercial entre Estados Unidos y Canadá se intensifica luego de que el expresidente y actual candidato Donald Trump anunciara un nuevo arancel del 50% al acero y aluminio provenientes del país vecino.
Esta medida, según Trump, es una respuesta directa a los impuestos que la provincia de Ontario impuso a la electricidad exportada a Estados Unidos. Además, advirtió que podría aumentar significativamente los gravámenes sobre los automóviles canadienses si el gobierno de Mark Carney no elimina los aranceles a productos lácteos estadounidenses.
Un conflicto en escalada
La decisión de Trump se difundió a través de su red social Truth Social, donde aseguró que los aranceles entrarán en vigor a partir del 12 de marzo. Justificó su acción argumentando que las restricciones canadienses a la electricidad han generado una "emergencia nacional" en Estados Unidos. Por ello, anunció que su gobierno declarará un "estado de emergencia" en las zonas afectadas por estas políticas comerciales.
Amenaza a la industria automotriz
Trump no se detuvo con el acero y el aluminio; también lanzó una advertencia sobre la industria automotriz canadiense. Si el país no revierte los aranceles a los productos lácteos estadounidenses antes del 2 de abril, impondrá nuevas tarifas a los automóviles fabricados en Canadá,lo que podría significar, según sus propias palabras, "el fin de la industria automotriz canadiense".
Canadá, el "Estado 51"?
En un comentario que generó reacciones diversas, Trump volvió a sugerir que Canadá podría convertirse en el "Estado 51" de Estados Unidos, argumentando que esta integración eliminaría los conflictos comerciales y fortalecería a ambos países. Aunque esto suena más a una provocación que a una propuesta real, refuerza su postura de que Canadá se beneficia injustamente del comercio con su vecino del sur.
Hasta el momento, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, no ha emitido una declaración oficial en respuesta a las amenazas de Trump. Sin embargo, los analistas prevén que esta nueva escalada en la guerra comercial podría afectar gravemente la economía canadiense y también impactar a la industria manufacturera estadounidense.
