Parece que mi vida estaba tan agitada que el destino decidió imponerme un reposo médico de tres semanas. En mi infancia, pasé por una situación similar; no estoy seguro de si fue menos dolorosa, pero al menos mi yo infantil la vivió como una de las mejores noticias. Imagínate: legos, la cama, la televisión y tú, compañeros permanentes durante tres semanas. En aquellos tiempos, mi alegría por no asistir a la escuela fue absoluta. Esta vez, sin embargo, lo primero en lo que pensé fue en las consecuencias de abandonar mi trabajo durante tantos días y en cómo soportaría la locura de estar inmóvil durante tres semanas.

La única respuesta a cómo iba a llenar tantas horas libres eran las comedias románticas. Decidí enfrentar este tiempo de inactividad como un respiro y unas pequeñas vacaciones. Ahora, a escasos días de volver a la realidad, ya extraño pedir palomitas, hamburguesas o sushi por Rappi mientras veo Breakfast at Tiffany’s y me duermo a las 8 p.m. Sin duda, intentaré incorporar estas pequeñas indulgencias a mi rutina agitada al menos un par de veces al mes.
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Es curioso cómo, cuando me siento mal emocional o físicamente, recurro a ciertas canciones o tipos de películas. Como artista, mi naturaleza dramática se manifiesta en momentos de dificultad, por lo que cuando estoy en mi peor estado, escucho las canciones más desgarradoras de mi selección musical. Lo mismo ocurre con el cine: solo las películas de terror y las comedias románticas tienen el poder de levantarme el ánimo. No importa cuán hecho trizas esté mi corazón, nada me reconforta tanto como una película melosa de Hollywood.

Esta lista de películas impregnadas de amor cinematográfico son mis recomendaciones más queridas. ¿Pero son las mejores películas de la vida? Los expertos en cine probablemente argumentarán que no son más que construcciones superficiales sobre la relación entre un ser vacío y su contraparte idealizada. Yo, por mi parte, creo que no hay mejor manera de apreciar algo que sumergirse por completo en todo lo que ofrece. Así que, para mí, estas son mis películas favoritas para llorar disimuladamente, acurrucarme bajo una manta aunque no haga frío, y sentirme reconfortado.

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La ya mencionada joya de la corona, Breakfast at Tiffany’s, ocupa mi segundo lugar en esta lista. Sé que es excelente y probablemente una de las que más he visto, pero El apartamento merece una mención especial. Este largometraje de principios de los años 60 narra la historia de un empleado insignificante en la vasta inmensidad de Nueva York, que asciende en el sistema solo por un pequeño favor. Bud Baxter le presta su apartamento a su jefe para que pueda verse con su amante de manera discreta. La historia da un giro inesperado cuando Bud llega a casa y descubre que la mujer recostada en la cama es la mujer de la que él está enamorado. La manera en que se cuenta la película y los escenarios de Nueva York en 1960 hacen que, para mí, esta película sea como una mordida a un pastel excesivamente dulce. ¡Una verdadera delicia!

Regresando al puesto número dos, Breakfast at Tiffany’s es una historia icónica con un estilo "old money" que resulta fascinante. Diría que será la película que veré todos los domingos a mis 40 años, junto con Casablanca, por supuesto. ¿Quién no sueña en su boda con bailar al ritmo de "As Time Goes By"? Si no lo haces, o no estás enamorado, o no has visto Casablanca. ¿Qué prueba de amor más grande que ayudar al amor de tu vida a escapar con su nueva pareja, solo para que ella esté a salvo? No hace falta señalar el heroico y algo falso romanticismo que construye la película, pero, ¡cómo se llora con este clásico en blanco y negro!

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Hablando de llorar y de ver el enamoramiento desde una perspectiva diferente, la trilogía compuesta por Before Sunrise, Before Sunset y Before Midnight es ideal para quienes han decidido no tener pareja nuevamente en su vida. Esta trilogía recorre desde el primer encuentro en el que dos jóvenes viven la historia de amor más fantástica y romántica, hasta su separación por 10 años y el reencuentro sin un fin claro, pero con algo de magia, hasta el final donde, a pesar de haber construido una vida juntos, ninguno termina satisfecho o agradecido. ¿Qué? Pues sí, resulta que los adolescentes que soñaron con casarse, después de enfrentar problemas reales, sí terminan juntos, pero se odian en secreto, no tan secreto. Cabe destacar que Austria, París y Grecia son los escenarios de esta historia dividida en tres partes.

Siguiendo con historias extensas, Vivir dos veces es una producción española de Netflix en la que un abuelo al borde del Alzheimer es acompañado por su nieta y, a mitad del viaje, el resto de su familia, en busca de su primer amor. Como es de esperar en las buenas películas románticas, esta tampoco tiene un final feliz. Cine romántico en español, ¿has visto Días de vinilo? Esta película, si no recuerdo mal, es argentina y habla de un grupo de amigos que están a punto de compartir algo más que el amor por los buenos discos. Es una de esas películas a las que recurro y vuelvo a disfrutar como la primera vez.Recientemente vi Notting Hill y About Time. Desaparezcan esas películas y en 20 años me las vuelven a poner; así fingimos que es la primera vez que las veo y vuelvo a sonreír durante 130 minutos seguidos de placer por una buena comedia romántica. Si hablamos de Notting Hill, es la utopía amorosa con la que todos hemos soñado alguna vez. Por otro lado, About Time presenta un superpoder que puede volverse tu peor enemigo, pero si estás con la pareja indicada, seguro que te lo quedas.

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Amor ciego es la prueba viviente de que todos somos atractivos a los ojos indicados. Me reí durante toda la película, con Jack Black en el papel principal, quien también protagoniza una de mis películas favoritas en un romance que me encanta con la hermana Encarnación en Nacho Libre.

Obviamente, las películas de Jack Black son para apagar el cerebro, algo que me costó un poco más con Licorice Pizza, una joya contemporánea donde Gary y Alana se dedican a enamorarse, vivir y crecer en California durante los años 70. Gary era un niño actor, lo que lo hacía millonario y bastante curioso, mientras que Alana era considerablemente mayor que él y probablemente su mayor anhelo. Una década atrás, en 1960, encontramos otra aventura, un tanto policial, romántica y muy francesa: Breathless. La descubrí durante un vuelo y tuve tiempo de verla un par de veces en el mismo viaje, porque es verdaderamente cine del bueno.

Si esta lista te ha gustado, no te pierdas la columna de la próxima semana, donde te contaré sobre una sesentona retirada que contrata a un joven prostituto para descubrir lo que es un orgasmo y termina conectando más allá de lo banal con un hombre casi 40 años menor. ¿Harías algo así a tus 60?
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