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Acción
15/7/2024

La Sirena Eterna

Es la cara de la natación artística mexicana y carga con toda su experiencia para estos, sus cuartos juegos Olímpicos.

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Acción
15/7/2024

La Sirena Eterna

Es la cara de la natación artística mexicana y carga con toda su experiencia para estos, sus cuartos juegos Olímpicos.

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La última vez que platicamos con Nuria Diosdado, poco después de los Olímpicos de Tokio, nos dijo a la revista ZAGAZINE que habían sido sus últimos Juegos. Que la alta competencia la había desgastado y que era difícil continuar. Sin embargo, hoy, una vez más, está frente a nosotros. En unas horas, volará a París para participar en la Copa del Mundo de natación artística. Ahí, junto con su equipo, ganará dos medallas de oro y hará que el nombre de México suene entre los favoritos para París 2024. Pero eso, al menos en el sentido lineal de esta historia, todavía es el futuro y se supone que no lo sabemos. No es momento de contar esos detalles aun, por ahora, estamos sentado frente a ella en la cita pactada, días antes de que esos éxitos sucedan y meses antes de la gran cita olímpica.

Por el contrario, comenzaremos la entrevista con Nuria en busca del pasado, de esas huellas que ayuden a contar la historia de una incansable de la alberca. Hoy, se prepara para sus cuartos Olímpicos a los que llega, según sus palabras, "con una madurez personal y física que no había sentido jamás". La fuerza de su mente y cuerpo es resultado de una vida de disciplina y perseverancia. Desde hace 19 años forma parte de la selección nacional y su interminable rutina se parece mucho a la siguiente.

A las 7 de la mañana, entra al agua para una primera sesión de tres horas. A las 10, sale para realizar dos horas más de entrenamiento físico. A las 12, regresa a la alberca a practicar rutinas hasta las cuatro de la tarde. Hace una pausa para comer y reposar en las tinas de hielo para la recuperación de sus músculos. Después, únicamente da tiempo para cenar, dormir y volver a empezar. Sólo así ha logrado mantenerse como el timón nacional de este deporte.

El sueño olímpico comenzó en Londres 2012 y no ha terminado. En cada escala ha habido alegría, aprendizaje y mucho esfuerzo para subir más escalones. Nuria puede contarlo con la perspectiva que solo da el tiempo. "Ninguna de mis experiencias olímpicas se compara con la otra. A cada una he llegado con una madurez distinta. Los primeros eran pura emoción. Llegar a la cúspide que todo deportista quiere". Aquella vez en el agua, junto a Isabel Delgado, el dueto mexicano se colocó en el lugar 18. Nuria tenía apenas 21 años.

En el camino a su siguiente cita olímpica, cambió de pareja en la alberca y clasificó con Karem Achach a Río de Janeiro 2016. "A esos juegos llegué con más ambición. No sólo era competir: queríamos hacer historia y entrar a las finales, algo que no sucedía para México desde Sídney 2000". Así lo hicieron. La alberca carioca fue un buen escenario. Con más madurez, las mexicanas escalaron siete posiciones para colocarse en el lugar 11.

Nuria no dudó en continuar hacia adelante, aunque no tenía idea de que el nuevo ciclo olímpico estaría marcado con el enorme asterisco de la pandemia. "Tokio llegó con una nueva compañera, Joana Jiménez. Fue una edición muy desgastante en todos los sentidos: cinco años de preparación en lugar de cuatro y con gradas sin público. Fue muy especial, pero en última instancia, a todos nos quedaron vacíos. Eran completamente atípicos".

En Tokio, fueron el único equipo latinoamericano que pasó a la final; pero los jueces las colocaron en el décimo segundo lugar, una posición atrás respecto a Río, lejos de los parámetros que se exige alguien que siempre busca ir hacia arriba.

Fue entonces que vino su crisis existencial que la hizo pensar en dejar el deporte. Hoy, reitera aquel sentimiento: "Después de Japón no supe qué hacer. Me dio una depresión, me sentía muy triste. Quería descansar, pero algo me decía que mi ciclo no había terminado".

Pasó unos meses en casa antes de tomar la decisión de volver a la alberca. Cuando lo hizo, sólo tenía una ciudad en mente: París. Y aquí está de nuevo... y una vez más, nos intriga saber cuál es el motor de ese espíritu tan competitivo.

— ¿Qué te impulsa a seguir? —le preguntamos.

— Ver mi recorrido. Soy una persona muy competitiva y me enseñaron a que todo lo que empiezo lo tengo que terminar. Me motiva ver el avance. Cómo ha cambiado todo lo que estamos construyendo. Siempre he dicho que quiero hacer historia en mi deporte. Siempre pensé que algo me faltaba para hacer historia. Por eso no me iba. Así que regresar compitiendo en equipo era una de mis mayores motivaciones. Hacer historia pura. Y la historia estaba enfrente.

En 2023, la natación artística de México despegó hacia lugares insospechados. En el Campeonato Mundial de Fukuoka 2023, el dueto de Nuria Diosdado y Joana Jiménez quedó en la novena posición. Sólo unos meses después, en los Juegos Panamericanos de Santiago, ganaron el oro en dueto y por equipos, un hecho inédito para el deporte nacional. Mientras escuchaban el himno, también sonreían porque, según estaba estipulado, obtuvieron el pase directo para la cita olímpica en París. Había que festejarlo: desde los juegos de Atlanta 1996, México no clasificaba a la prueba de equipos de la natación artística. Además del esfuerzo diario, el avance tiene otra explicación. En 2021, se anunció que habría un nuevo sistema de puntuación para la natación artística, que se calcula a partir de valores matemáticos y fórmulas asignadas. Cada movimiento recibe un valor establecido en el grado de dificultad, lo cual permite mediciones de rendimiento más objetivas y detalladas. México es uno de los países que más se ha beneficiado con las nuevas reglas. "Muchas veces las calificaciones que nos daban los jueces dejaban dudas. Hoy, nos ven de una forma diferente. Queda menos espacio para la subjetividad".

El boleto a Francia hizo que las ilusiones se situaran en un punto muy alto, para ella y todos los mexicanos, pero la buena noticia también ha hecho que la exigencia crezca: si entrenamos seis horas con el equipo, Joana y yo tenemos que entrenar dos horas más de dueto. Se puede decir que es más del doble del esfuerzo que he estado haciendo para otros Juegos Olímpicos, porque no sólo tengo que estar lista para competir dos veces, sino que tengo que estar lista para competir cinco veces y perfecta para no equivocarme en ningún movimiento.

Es aquí donde llegamos a 2024. Han llegado los patrocinios fuertes —es imagen de la relojera suiza MIDO— y, desde luego, los éxitos con los que dio inicio la historia contada en estas páginas. En la reciente Copa Mundial de natación artística, en París, el equipo mexicano, al ritmo de "Don't Stop Me Now" de Queen, ejecutó una rutina técnica con alto grado de dificultad para quedar por delante de referentes mundiales como España y China. Dos días después, quedó en primer lugar en la rutina acrobática, por delante de Japón y Estados Unidos.

Y es entonces que Nuria empieza a hablar de los Olímpicos desde la pasión: "Nuestra expectativa está a todo para pelear. Con rutina limpia todo puede pasar. Si voy a París es porque quiero hacer verdadera historia. No hablando nada más de los lugares, sino competir con el equipo. Voy con la expectativa de disfrutar y gozar, pero también vamos a defender lo que realmente somos, defender que somos campeonas de América. Queremos ser lo más limpias posibles en la ejecución. No sé si sean mis últimos juegos, pero quiero vivirlos como si lo fueran".

Es la referencia inevitable de la natación artística mexicana. Su estilizada silueta ya hizo historia en la alberca, pero no se detiene. París es la gran oportunidad de sumarle un final épico a su carrera.

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